Tuvieron
más de una ocasión para intercambiar algunas palabras.
Pero jamás mantuvieron una conversación
propiamente dicha.
Tal como les estoy diciendo, no tenían nada en común.
Tal como les estoy diciendo, no tenían nada en común.
Por mucho que se hablaran, sus palabras jamás
se convertirían en una conversación. Como si hablaran lenguas completamente
distintas.
Y ella piensa, Y sí congelo por un tiempo mis sentimientos…
Lo siento, cambie de parecer. No sirvo para
el romanticismo.
Y es
que, no muchas veces es bueno escribir de amor, ya que los sentimientos
cambian mucho más rápido que las personas.
Las historias más cortas comienzan a ser
las más largas.
Punto y aparte.
No siempre tenemos el dulce despertar.
A veces despertamos con dolor de cabeza, menstruación, entumecimiento
de hombros, fiebre…todo tipo de dolores.
Pero, al mismo tiempo, quieres pensar que eso no durará toda la eternidad.
Yo imaginariamente pienso, que una mañana me despertaré y de forma inexplicable, los dolores han
desaparecido.
Es mucho mejor creer eso que, llorar,
gritar o por más que intentes quejarte, el dolor no disminuirá.
A menudo no sé si les ha pasado, que han
escuchado la frasecita: “Tú no sabes cómo
me siento”
Y eso… digámoslo con un poco de descaro, es
obvio que no lo sé. Quien mejor que tú,
para saber qué es lo que estas sintiendo. Tu alrededor te puede decir: “yo sé lo que se siente”, pero no
mientas no lo sabes.
Claro no hasta que pases por lo mismo, no
digo igual, pero en algún momento todos pasamos por lo mismo.
Espéralo pero no desees...
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