Nuevas contradicciones, viejas
contradicciones.
Ya no puedo guiarme de
presentimientos, ahora predomina el “ver para creer”
Muchas cosas han cambiado.
Debo adaptarme, dejar las viejas
costumbres para crear nuevos hábitos.Procuro en emplear mis energías sólo en
cosas reales y prácticas (ahora claro)
Ya no siento eso. Ya no espero que surja la clave secreta, que sólo yo podría descifrar
(o eso es lo que creía). Ya no tengo esa predilección marcada por el tiempo pasado.
Poco a poco voy comprobando uno
a uno los detalles. Entre uno y otro apenas hay relación. Incluso han perdido
su calidez, en otras palabras “ya no es lo mismo”.
Así que prefiero quedarme con lo bueno de antes.
Así que prefiero quedarme con lo bueno de antes.
Y de repente, tras darle muchas
vueltas, se me ocurrió restarle importancia, a lo poco que ya importaba. Si lo
piensas bien, lo adivinarás.
El niño, ya no se queda inmóvil, como hechizado, poco a poco empezó a
liberarse,esto es verdad, digan lo que digan.
Ya no estoy inmersa en esa
extraña disociación.
«Sea como sea, la cosa ha empezado a funcionar»
Aparentemente, suena muy
sencillo y austero mi uso de palabras ya repetidas, pero no le resten
importancia, esto es algo que hace mucho lo eh pensado.
Por ahora las cosas están
claras, sé lo que tengo hacer. Poco a poco empieza a gustarme el olor del
cigarro.
No todos los impulsos
sentimentales deben ser guiados por una razón.
¿Qué de malo tiene actuar sin
una razón?
Dicen que tienes que hacer cosas extrañas de vez en cuando para ver
perspectivas distintas.
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